¡Hola! Espero que estes muy bien, y gracias por leerme. En la edición de hoy me sumerjo en un tema en el que vengo trabajando y reflexionando de manera personal hace tiempo: el por qué de lo que hacemos. ¿Cuál es el motor de nuestras acciones, la motivación en nuestro día a día? ¿Hay una sinceridad con el presente que elegimos vivir, o estemos relegando nuestras emociones reales escudándonos en lo que se espera de nosotros? Como hoy es la última edición del año, es un poco más larga, espero que la disfrutes. Sin más preámbulos, te invito a reflexionar sobre la gran motivación que empuja nuestras vidas.
📚 Qué estoy leyendo: The Remains of the Day
Esta novela, del premio Nobel Kazuo Ishiguro, podría parecer a primera vista una simple crónica de la Gran Bretaña entre guerras, centrada en la vida aristocrática y la servidumbre. Sin embargo, se revela como algo mucho más profundo. La narración en primera persona despliega poco a poco la complejidad del carácter de Stevens, el mayordomo principal de una gran casa a la que dedicó su vida, tanto profesional como personal. Impulsado por su actual empleador, un acaudalado americano, emprende su primera escapada recreativa, conduciendo hacia la costa oeste de la isla. Este viaje, tanto literal como metafórico, no solo atraviesa el pintoresco paisaje inglés, sino que también marca un recorrido introspectivo para Stevens, en busca de un mayor entendimiento de sí mismo. Cuando leemos la novela, navegamos junto a él a través de un mar de recuerdos y reflexiones en temas aparentemente dispares pero íntimamente conectados: dignidad, obligación y emoción.
La devoción de Stevens al deber crea un paralelismo con la caída del imperio británico y la ceguera moral y política de su aristocracia. Su lealtad a Lord Darlington simboliza una forma de vida en declive. De la misma forma que el imperio se enfrentaba a la realidad de su disminución de poder y relevancia en un mundo cambiante, Stevens confronta una en la que su estricta adhesión al protocolo y la servidumbre ya no son valoradas ni necesarias. Engañándose a sí mismo al creer que su servicio incondicional y la represión de sus emociones constituyen actos de dignidad, Stevens termina conduciendo su vida hacia un mar de oportunidades emocionales perdidas. Ishiguro, a través de un entrelazado sutil de emociones y recuerdos, construye una narrativa melancólica y profundamente introspectiva. Su escritura es tan envolvente que nos sumerge completamente en las reflexiones del protagonista, donde el silencio y lo no expresado cobran una importancia tal vez incluso mayor que lo explícitamente dicho.
Vivimos en un mundo donde a menudo se nos pide que prioricemos el trabajo, las obligaciones y las expectativas sociales por encima de nuestras propias necesidades emocionales. El libro, con las reflexiones filosóficas de Stevens sobre la dignidad, nos invitan a reflexionar sobre cómo elegimos vivir nuestra vida. Si escuchamos a nuestros sentimientos y emociones en lugar de suprimirlos por lo que se espera que hagamos, nuestra vida puede ser mucho más rica y auténtica. Y este cuestionamiento, sobre lo que hacemos para cumplir en contrario con lo que realmente sentimos que debemos hacer, se vuelve absolutamente contemporáneo. ¿Cuántas veces renunciamos a la valentía de enfrentar nuestras emociones para vivir de manera genuina? ¿Cuánto de nuestras aspiraciones y decisiones dejamos en mano de un futuro que no sabemos si vendrá? Te invito, leas el libro o no (aunque lo recomiendo), a ser más honestos y vivir la vida para vos, en tus propios términos, sincerándose con tus propios deseos, y no dejando que nuestros miedos, y aquello que se espera de nosotros, nos limite a disfrutar realmente de nuestras vidas. En 'The Remains of the Day', Ishiguro no solo nos presenta una historia, sino que nos desafía a mirar dentro de nosotros mismos, a cuestionar si estamos viviendo con la autenticidad emocional que merecemos.
🎬 Algo interesante que vi: Wild Life
El documental sobre la vida de Kris y Doug Tompkins es una gran introducción al trabajo conservacionista y filantrópico realizado por la pareja originaria de California, desconocidos por muchos, pero sin dudas relevantes en el Cono Sur de América Latina.
Comenzaron sus vidas como jovenes idealistas, y llegaron a crear y trabajar para dos de las marcas de ropa de montaña y andinismo más importantes del rubro: Patagonia y The North Face. Sin embargo, Douglas decidió dejar sus negocios y combinar su pasión por los deportes de naturaleza, como el ski, escalada, kayak, andinismo, con el activismo ambiental. Respaldado por la gran fortuna generada gracias a la venta de The North Face y su participación en Spirit, otra marca de indumentaria que dirigía su ex esposa, compro 810.000 hectáreas de tierra repartidas entre Argentina y Chile. Estas fueron las primeras de muchas compras de tierras. Su objetivo siempre fue la conservación ambiental, reintroducción de especies y trabajo con comunidades para hacer un cambio de una economía extractiva a una que fomentara el mantenimiento de las especies. ¿Su objetivo final? Donar estas tierras, una vez regenerados los ambientes, para la creación de parques nacionales. Con esta motivación que fue recibida con mucho escepticismo hace 34 años en la región, enamoró a su esposa, Kristine, quien dejo su trabajo como CEO en Patagonia, la marca que ayudo a crear, para unirse a sus esfuerzos en el sur del continente. Vivieron una vida de aventura, dedicando su fortuna y esfuerzo a aquello en lo que creían, y su trabajo continua aún hoy.
Tengo una conexión personal con el legado de los Tompkins, a través de mi trabajo en el Parque Nacional Iberá, un proyecto que se materializó gracias a sus esfuerzos y donde recientemente se ha logrado repoblar de yaguaretés, una especie clave en América Latina. Esta experiencia me demostró de primera mano cómo la visión y la dedicación pueden dar frutos en proyectos de conservación a gran escala, y como nuestros proyectos, sin ser millonarios, pueden también estar vinculados a un propósito mayor. La historia de los Tompkins es un recordatorio poderoso de que nuestras elecciones y acciones pueden tener un impacto significativo en el mundo que nos rodea. En 'Wild Life', vemos cómo dos personas transformaron su pasión en un legado duradero, desafiando las expectativas y eligiendo un camino menos convencional pero profundamente significativo. Esto me lleva a preguntar: ¿Cómo podemos, cada uno de nosotros, contribuir a la conservación de nuestro mundo y vivir de manera que refleje nuestros valores más profundos? Te invito a considerar cómo nuestras propias vidas pueden ser igualmente aventureras y con propósito, ya sea en la escala grande o en las acciones cotidianas que elegimos. El documental es de National Geographic y lo pueden ver en Disney +.
🌵Dónde estoy: Oaxaca
En mi viaje por el sur de México, me encontré inmersa en la rica tapestría cultural de Oaxaca. Explorando sitios arqueológicos como Monte Albán y Mitla, y visitando el Museo de las Culturas, me maravillé con la profunda conexión de Oaxaca con su pasado prehispánico.
Algo me llamo mucho la atención: la práctica de 'usos y costumbres' en varios poblados, una forma de gobernanza local que opera con una autonomía notablemente distinta de la presencia estatal tradicional. Sin embargo, observé prácticas que desafían nuestras nociones contemporáneas de derechos humanos, como el trabajo infantil, justicia por mano propia, y aspectos de machismo en las relaciones. En sociedades donde prima la pobreza y el Estado es visto como un enemigo, las tradiciones y la identidad cultural de cada pueblo hacen que sus reglas cambien a pocos kilómetros, sumándole que hay 574 municipios en Oaxaca. Esta cifra refleja la diversidad y complejidad de la región, tanto en términos de su geografía como de su rica herencia cultural. Respetar las tradiciones culturales es crucial, pero también lo es cuestionar y abogar por cambios en prácticas que perpetúan la injusticia. En Oaxaca, vi cómo la tradición puede ser una fuente poderosa de identidad y propósito, pero también cómo puede necesitar mutar. Esta dualidad me desafió a pensar en cómo podemos encontrar un propósito que respete nuestras raíces culturales y, al mismo tiempo, abrace la justicia y la equidad.
🌎¿Cómo está LatAm hoy?: Esequibo
El Esequibo, un territorio de 160.000 km2 rico en minerales y biodiversidad, es administrado por Guyana y reclamado por Venezuela en una disputa centenaria. Rico en recursos y de gran valor estratégico, es objeto de conflicto desde el siglo XIX, cuando Guyana aún era una colonia británica.
Originalmente bajo jurisdicción española, este territorio rico en recursos pasó a dominio holandés, y luego británico, culminando en un laudo arbitral en 1899 que favoreció al Reino Unido. Venezuela ha cuestionado históricamente este laudo, argumentando que fue una decisión injusta y no se realizó con su plena participación y consentimiento. Tras la independencia de Guyana en 1966, Venezuela revitalizó su reclamo, apelando al Acuerdo de Ginebra. La disputa, arraigada en reclamos históricos y derechos sobre ricos recursos naturales, se intensificó con la extensión de concesiones petroleras por Guyana en 2015 y el llamado a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por parte de Guyana en 2018, un movimiento no reconocido por Venezuela.
Recientemente, la tensión escaló con un referéndum en Venezuela que cuestionó la jurisdicción de la CIJ y reafirmó su reclamo sobre el Esequibo. ¿Qué significa para un país defender su territorio y cómo esto forma parte de su identidad colectiva?
Luego de la escalada del conflicto, y la potencialidad de que Venezuela comience con una escalada bélica, el pasado 14 de Diciembre se llevó a cabo una reunión entre los dos países y, en presencia de mediadores internacionales, se firmó un acuerdo que enfatiza la resolución pacífica y diplomática. Este acuerdo representa un rayo de esperanza en una disputa que ha desafiado a ambas naciones durante décadas.
🪅Qué descubrí esta semana: Celebrar con una Calenda
En mi estadía en Oaxaca, tuve la oportunidad de presenciar varias 'Calendas', una tradicional manera de celebrar públicamente eventos de gran magnitud, como bodas y graduaciones. Esperando fuera de la Iglesia a los novios, me encontré un grupo grande de músicos de bandas locales tocando ritmos tradicionales mexicanos, globos gigantes y figuras de papel maché, conocidos como "monos de calenda”. Luego de terminar la celebración, se lanzan fuegos artificiales invitando a toda la ciudad a participar, y los novios y asistentes a la boda bailan junto al grupo, celebrando, para, en algunos casos, luego comenzar un pequeño desfile por las calles de la ciudad. Además, los participantes en las Calendas a menudo visten trajes tradicionales o regionales, lo que añade un elemento de orgullo cultural y herencia a la celebración
Las Calendas son mucho más que simples desfiles; son expresiones de alegría colectiva y unión. La participación de toda la comunidad, los colores brillantes, la música y el baile reflejan una profunda conexión con las raíces culturales y un compromiso con la celebración de los momentos importantes de la vida.
Esta experiencia me hizo pensar en cómo nuestras propias celebraciones, sean grandes o pequeñas, reflejan lo que valoramos y lo que nos da sentido. Las Calendas de Oaxaca me recordaron que encontrar nuestro propósito a menudo implica mirar hacia nuestras raíces y tradiciones. Nos enseñan que el propósito no solo se encuentra en los grandes logros o en la búsqueda individual, sino también en la alegría compartida, en la celebración de la vida junto a nuestra comunidad. ¿Cómo reflejan tus propias celebraciones tu identidad y tus valores?
De la edición de hoy, emerge un hilo conductor: la importancia de seguir nuestros sentimientos, pasiones y de cuestionar los mandatos establecidos. Cada historia, cada conflicto, cada viaje cultural nos enseña que vivir auténticamente requiere coraje para enfrentar nuestras emociones y desafiar las expectativas. En nuestra búsqueda personal y colectiva de propósito, nos enfrentamos constantemente a la elección entre seguir el camino marcado o escuchar nuestra voz interior. Al cerrar esta edición, te invito a reflexionar sobre tu propio viaje. ¿Estás escuchando tus verdaderas pasiones? ¿Estás desafiando los mandatos que no resuenan con tu ser auténtico? Encontrar y seguir nuestro propio camino no es solo un acto de valentía personal, sino también un paso hacia una vida más plena y significativa.
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Nos vemos en quince días, ya en el 2024…
Sole
Es cierto, claro que en la época su existencia entera dependía de la aprobación de sus empleadores, desde la mínima habitación donde dormía hasta su vida privada... el libro lo refleja con maestría .. Gracias!
Muy revelador todo tu análisis. Sobre The remains of the day, en particular, recuerdo una palabra en inglés que caracteriza a Stevens, que es restraint. Puede interpretarse como auto control, reserva, autodominio. Era su cualidad preferida, su objetivo a alcanzar en su vida, en detrimento de su felicidad.. hermoso libro, gracias por compartirlo.